martes, 2 de enero de 2007

Memorias

La luz del sol que entra por la ventana forzándome a despertar tranquilamente esta mañana. Hace 2 meses que esa calida luz me levanta y me despierta avisándome que es un nuevo día para conocer al nuevo mundo al que pertenezco y en el cual deseo estar. Aun acostado en mi cama observo el balcón con la esperanza de encontrarla y correr a Ella, pero de nuevo… no esta. Me siento sobre la cama respirando profundo y buscando en mi memoria como era su figura y su vestido, tratando de recordar todo lo que paso aquel día.

Una nueva ciudad, un nuevo hogar, un nuevo refugio contra los demonios que por 7 años me han atormentado. Al fin soy libre de ellos, no tendré que soportarlos jamás porque nadie sabe que estoy aquí. No tengo familia, ni amigos que se preocupen por mí, solo estoy yo y jamás podrán encontrarme. La luz de un nuevo sol me golpea la cara, calentado mis ojos, mejillas, nariz y boca… es como si delicadamente me dijera que me levantara que he pasado demasiado tiempo dormido. Abro un poco los ojos dejando que estos se acostumbren a la luz. Alcanzo a ver una figura detrás de la ventana parada en el balcón, pienso que sólo es mi imaginación así que sigo disfrutando de mi primera mañana libre de esos demonios. Me siento sobre la cama aún con los ojos semi-cerrados y viendo al suelo dejando que la luz del sol bañe mi cuerpo cubierto por una playera y unos boxers. Esa luz que me despierta con un calor nada sofocante, como si se trataran de carisias sobre mi cuerpo. Volteo a la ventana buscando a esa esfera incandescente que me ha despertado, pero lo que encuentro en la ventana es a Ella.

Muchas preguntas pasaron por mi cabeza ¿Cómo es que llego hasta el balcón? ¿Cómo es que no me di cuenta de su llegada? ¿Quién es? ¿Qué es lo que quiere? ¿Cómo es que la luz del sol entra aun por la ventana con tanta facilidad? Largo cabello rubio, un vestido blanco que tapaba casi completamente su cuerpo pero que aun así dejaba ver su esbelta y perfecta figura a pesar de la tela, una piel blanca como las nubes y antes de que pudiera fijarme más, observe sus ojos azules que se encontraron con los míos, no pude evitar más que caminar hacia donde se hallaba Ella pero no para buscar respuestas a mis preguntas, camine sin miedo, sin duda, sólo deseaba estar más cerca de su presencia. Cuando estuve a un paso de ella comenzó a hablar como si hablara el sol mismo, como si ella hubiera sido la culpable de mi despertar esa mañana.

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